Es el grupo indígena más pequeño, situada al noroeste del Estado, en el municipio de San Luís Río Colorado, en la frontera con los Estados Unidos. Actualmente es una etnia binacional casi extinta en Sonora, con una población de poco más de 171, de los cuales sólo 47 hablan su lengua.
Son una etnia emparentada lingüísticamente con los grupos pai pai, kiliwa y kumiai, habitantes de Baja California, y con los javasupai, hualapai, yavapai, mojave y maricopa, de Estados Unidos. En conjunto conforman la familia yumana, que arribó al noroeste de Sonora y norte de la península de Baja California hace alrededor de 6,000 años.
Se puede considerar que la antigua auto denominación del grupo era kuapak, que se traduce como "que viene" o "que llega", pues debido a la constante variación del curso del Río Colorado, las familias poseían dos o más casas, ya que practicaban la agricultura en terrenos cercanos o desalojados por el río.
El establecimiento de la frontera nacional en 1848 y posteriormente el Tratado de La Mesilla, dividieron tanto al Río Colorado como a la etnia. Otro factor importante en la transformación cultural fue le explotación comercial y agrícola del valle del Colorado; los originarios se convirtieron en empleados de las compañías navieras y en jornaleros agrícolas, y así conocieron el trabajo asalariado, los juegos de azar, el uso de vestimenta occidental, entre otras actividades propias de otras culturas.
La vivienda tradicional consiste en un cono de varas en cuyo extremo superior se amarran las puntas de las mismas; o un pequeño cuarto de paredes y techo redondeado. Estas viviendas provisionales eran usadas en tiempos remotos cuando el grupo era nómada, ahora sólo se hacen en ocasiones especiales. Actualmente, las viviendas están hechas de material de construcción y consisten en dos o tres cuartos. Algunos usan estufas de gas aunque es frecuente ver la estufa de leña por fuera de las casas para elaborar tortillas de harina de trigo.
En la antigüedad los hombres usaban tocados con plumas y collares de hueso, pendientes en orejas y nariz, así como coloridos cinturones de los que pendían manojos de plumas en la parte trasera; las mujeres vestían faldas de plumas pintadas; además, ambos usaban pinturas faciales y corporales, así como pectorales (amplios collares protectores de pecho, hombros y espalda), elaborados con un tejido de chaquira, misma que hacían con madera, hueso y barro, y con ella los accesorios personales que tenían fines cotidianos y rituales.
La artesanía de los cucapá consiste en ollas de barro, así como la elaborada con chaquira que poco a poco han dejado de producir. Las razones que dan para este paulatino abandono son variadas, algunos manifiestan que no tienen un mercado donde poder ofrecerla, otros dicen que sólo la elaboran con fines rituales o manifiestan desinterés en proseguir con esta costumbre argumentando que es más fácil comprar lo necesario en las tiendas.
Las ceremonias luctuosas siguen siendo un ritual importante, es quizá una de las principales causas de reunión del grupo cucapá. Los muertos deben ser cremados porque si la carne del difunto está cruda, éste no encuentra sosiego en la otra vida. Las mujeres y los hombres deben ir tatuados para poder encontrar felicidad y no recibir picadura de ningún animal.
Todavía en algunas familias cucapá se acostumbra hacer fiesta en el nacimiento de sus hijos, es decir, ofrecer comida, hacer juegos y bailes de parejas.
Bibliografía:
http://www.sonoraturismo.gob.mx/
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